lunes, 15 de diciembre de 2008

Globalicemos el rissotto de Soravito

Durante años, en la década de los 80 y 90, los ejecutivos y profesionales de muchas empresas, sobre todos las multinacionales, hemos sido tremendamente celosos y restrictivos en el manejo, difusión, custodia y compartición de la información. se entendía, no sin falta de razón, que era una ventaja competitiva y una forma de diferenciación frente a la competencia, frente a los compañeros, frente a los clientes, frente a los jefes o subordinados, y hasta frente a los vecinos.
El lema de que "la información es poder" era tan cierto que ésta se atesoraba como si fuera oro, petróleo o cualquier otra valiosa materia prima. Y por ello, esos años han sido una etapa dorada para las empresas informáticas como IBM (http://www.ibm.com.es/), HP o SUN Microsystems, donde se han multiplicado las ventas de sistemas cada vez más potentes en su capacidad de proceso y de almacenamiento. Empezamos midiendo en k's, luego en megabytes y ya hablamos de gigabytes y terabytes como quien habla del ABS del coche, del sistema antiarrugas de la lavadora o del recogedor automático del cable de la aspiradora; el avance de la tecnología ha convertido lo inusual en costumbre.
Pero este nuevo siglo está siendo testigo de la caída de muchos muros (ya el de Berlín nos cae lejos, pero fue todo un símbolo precursor) y uno de los mayores muros que han caído es el de la contención de la información. Ya no se le pueden poner puertas al campo. Las universalización de las telecomunicaciones, el uso extensivo de internet y la globalización de las economías, las políticas, los movimientos sociales o las modas han convertido al planeta en una auténtica aldea global.
Cierto es que en esta aldea, unos son los dueños del granero, otros los que tienen las mejores vistas al río, otros los que tienen los mejores balcones en la carrera oficial, pero eso no nos impide animar y avivar esta cruzada por compartir información.
Quizá en otro post compartamos vinos, playas, libros, películas, proyectos o paisajes.
Hoy dejadme que comparta con vosotros mi recomendación de un pequeño rincón de vinos y tapas, en la sevillana calle Valparaiso, número 13. Se llama "Soravito" y en él, Nuria y su marido Florian en los fogones, os harán pasar un rato agradable con su colección de vinos de ahora y de siempre, y sus deliciosas tapas. Mención especial para la ensalada de confit de pato, y cómo no, para su rissotto con setas. Si vais mañana no olvidéis felicitarla por su cumpleaños.

6 comentarios:

Pablo Román (@PRQuevedo) dijo...

Quería comentar que mi experiencia en el restaurante Soravito no fue muy buena y no lo recomendaria en absoluto.

El vino me pareció extremadamente caro (3,20 cada copa de Ribera del Duero, de una etiqueta que ni siquiera me dijeron cuál era, pues no me sirvieron el vino en la mesa, sino que las copas las llenaron en la barra -un punto negativo para el servicio-) y la comida aceptable, aunque bastante cara también: no hay tapas, sólo raciones y alguna media ración (que, por cierto, son demasiado escasas en cuanto a cantidad).

Tomamos dos copas de Ribera, un agua mineral, una ensalada y una (mini)ración de merluza a la plancha y pagamos 24 euros. Nos quedamos con hambre.

Creo que en Sevilla la calidad de bares y restaurantes tiene un nivel bastante alto y perfectamente se pueden elegir muchos sitios mejores que éste.

Pablo.
Sevilla

Anónimo dijo...

Queria responder a Pablo, un chico o señor que fue a soravito...soy clienta habitual de ese local, y quiero decirle, que respecto al vino, no tenia nada mas que mirar en una pequeña pizarra localizada en la barra, es un ribera del duero del 2006 que se llama Atalayas, un gran vino por cierto, y de las tapas....es que no tienen tapas, son platitos, que los camareros siempre informan, todo es fresco y sinceramente de mucha calidad, o entiendo que haga ese comentario del servicio y de la comida, ya que el nivel de restauración de sevilla es muy bajo, y si lo que busca es una tapa que cueste 2.50 puede ir a un millón de sitios, y salir lleno de haber comido patatas grasientas con un trozito fino de carne hervida y pasada por la plancha...en fin, hay gente para todo...
Maria, Sevilla

Pablo Román (@PRQuevedo) dijo...

(Contestando a María) como sevillano, me gustaría saber -como me imagino que a cualquiera que viva en esta ciudad qué es eso que llamas "platitos". No sé de dónde eres, María, pero aquí en Sevilla tenemos las tapas, las medias y las raciones. También, si quieres, te sientas a comer "de restaurante", te cuelgas la servilleta en el cuello y pides un plato -pero de eso no estamos hablando ahora.

Afortunadamente, en nuestra ciudad es muy fácil degustar buenas tapas con esos dos euros con cincuenta (con los que dices que sólo te dan para, y te cito, "patatas grasientas con un trozito fino de carne hervida y pasada por la plancha"). Como veo que lo que quizás te falta es un poco de recorrido por la Sevilla del tapeo, sin ánimo de ser pretencioso, te sugiero a continuación algunos de esos sitios estupendos que cualquier sevillano o sevillana estará harto de visitar y en los que podrás comprobar todo esto que te digo: puedes probar unas croquetas de "Casa Ricardo", pedirte un adobito en el "Blanco Cerillo" o unos calabacines o un poquito de pulpo de "Casa Casimiro". Sin pensar mucho me vienen a la cabeza sitios como el bar "Estrella", el "Casablanca", el "Donald", la bodeguita "Antonio Romero", la "Antigua Abaicería de San Lorenzo", el "Yebra" o "La Tradicional", por citarte algunos.

En Internet están todas las direcciones. Si no las encuentras siempre puedes llamarme y dejarme que te invite a unas tapas con unos vinos en cualquiera de estos sitios.

Anónimo dijo...

Estimado Pablo, gracias por la guia de tapas a la que haces alusión, conozco casi todos, pero no dudes en que cuando tenga tiempo iré a los que no(se ve que tu vives tapeando, enohorabuena).Me divierte mucho tu nuevo relato aleccionandome de como un buen sevillano de pro tiene que llamar a las "porciones" que en muchos establecimientos sevillanos se nos ofrecen. Disculpame, pero yo soy sevillana, quizá es que al haber viajado bastante, me atreví a denominarlos de manera "incorrecta". Una tapa equivale aproximadamente a unos 40 gramos(y si, lo he pesado, por que esto es divertido ya) de carne,pescado, ensaladilla(lo que quieras). Los "platitos"de Soravito, son de 80 a 90 gramos. La media ración son unos 110,120(en muchos sitios bastante menos por cierto), y la entera, más o menos el doble. Así que haz tu los calculos de qué es más caro. Por cierto, lo de la servilleta en el cuello espero que sea metafórico, por que la verdad seria un cuadro ver a todos los comensales en un restaurante con semejante imagen, es mas para los niños, afortunadamente. Tu invitación a que me enseñes tus conocimientos gastronómicos por los clasicos sitios de tapas sevillanos...gracias, pero, no gracias. Un saludo
Maria

Anónimo dijo...

vaya como habeis entrado los dos al trapito....que pena!!!
en fin, a lo importante...se trata de uno de los mejores sitios para comer en sevilla. Cocina extraordinaria, postres deliciosos, relación calidad-precio estupenda, trato amable...lo peor: se está poniendo demasiado de moda,mucha gente vayas cuando vayas..muy agobiante...echo de menos el ambiente un poco mas íntimo que había antes...eso si, admito que el precio de la copa de vino es cara..sale mas cuenta elegir una botella...

Anónimo dijo...

Francamente, me resultan alucinantes todos vuestros comentarios. Quién mide el peso de las tapas? Se sea sevillano o sampeterburgués las personas van de bares y restaurantes a comer y echar el rato, no ha diseccionar las cantidades. Por otro lado, esta ciudad (Sevilla, no lo olvidemos) tiene fama por medir la calidad, no la cantidad de lo comido, o es que alguien critica la tapa de inconmensurable jamón ibérico por el número de lonchas?

En cuanto al servicio del vino, lo que diga la pizarra da igual. El vino se sirve en mesa, y, si se cobra lo que se cobra, se dice. Yo tampoco conozco la marca del Rivera, y de vinos sé algo.

Desde luego, ganas de ir a ese establecimiento no me dan, sobre todo por la defensa numantina de algunos que parecen jugarse en ello algo más que un comentario.